Artículo
Smart cities: cuando la inteligencia impulsa el desarrollo urbano
Se estima que el año 2050 habrá dos mil millones más de personas habitando nuestro planeta. Las ciudades inteligentes pueden ser una solución para afrontar este reto demográfico
En la actualidad, hablar de inteligencia y tecnología suele relacionarse principalmente con el uso de datos y computadoras, sin embargo, esta peculiar combinación de un componente intangible como la inteligencia y otro tangible como la tecnología es aplicable también al desarrollo urbano en las llamadas smart cities o ciudades inteligentes.
¿Qué es una ciudad inteligente o smart city?
Aunque parezca algo nuevo, el concepto de una ciudad inteligente se remonta miles de años atrás cuando culturas como la egipcia, en África, la romana en Europa, y la mexica en Am érica, desarrollaron urbes autosostenibles, en armonía con su entorno natural y los ciudadanos que las habitaban. Desde ese entonces, y hasta nuestros días, algo ha pasado con la modernidad y la revolución tecnológica e industrial que nos ha llevado a disminuir aquella eficiencia y sostenibilidad de las ciudades antiguas; sin embargo, no todo está perdido.
De acuerdo con la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el año 2050 habrá dos mil millones más de personas habitando nuestro planeta. Esto supone un gran reto para la sociedad y los gobiernos, ya que de no tomarse medidas drásticas, el crecimiento económico y demográfico tendrá un impacto medioambiental y social sin precedentes. Teniendo en cuenta que la mayoría de la población se concentrará en las grandes ciudades ¿de qué manera podemos afrontar los desafíos que nos supondrá este crecimiento, asegurando la armonía con nuestro entorno y la sostenibilidad? Todo apunta que adoptar un modelo de ciudad inteligente puede ser la respuesta.
Por ciudad inteligente entendemos un tipo de desarrollo urbano cuya piedra angular es la sostenibilidad de manera holística, en la que la vida diaria y evolución es capaz de responder armoniosamente a las necesidades de sus habitantes, tanto en el plano personal como en los aspectos económicos, operativos, sociales y ambientales. Este tipo de ciudades, más allá de una idea utópica, hoy son una realidad en Nueva York, Madrid, Nairobi o Hong Kong, donde están aprovechando los avances tecnológicos para mejorar la calidad de sus ciudadanos a través de una oferta de servicios y un entorno más inteligentes.
¿Cómo se logra hoy en día dicha inteligencia?
De la gran variedad de claves de éxito para la creación de una ciudad inteligente, hay un punto en el que todos los expertos coinciden: cualquier ciudad, para considerarse inteligente, tiene que hacer un uso óptimo de sus recursos. Es precisamente en esta búsqueda de la mejor optimización, donde este paradigma de desarrollo urbano ha encontrado un gran aliado en la inteligencia artificial, que con el apoyo de los avances en computación de la última década, ha logrado impulsar la toma de decisiones basadas en datos.
Gracias a la inteligencia artificial es posible ayudar a mejorar y optimizar el diseño de este nuevo tipo de desarrollo urbano, ya que permite responder con gran precisión a preguntas como: ¿cuál es la mejor ruta para una nueva línea de transporte público?, ¿dónde es más conveniente construir un parque para niños y uno para ancianos?, ¿cuál es la forma óptima para la distribución de agua potable entre los ciudadanos?, ¿qué impacto ambiental tendrá el crecimiento de la población en los próximos 20 años?, ¿cuáles son las zonas de crecimiento urbano más armoniosas con el entorno? La respuesta a estas preguntas podría llegar a abarcar meses o incluso años, si los cálculos necesarios se hicieran manualmente; sin embargo, gracias a la inteligencia artificial y el poder de la computación moderna, tanto gobierno como empresas y la sociedad civil, cuentan con herramientas que facilitan dar respuesta a estas preguntas y tomar mejores decisiones en periodos más cortos.
¿Donde reside el mayor reto para este tipo de desarrollos urbanos?
Esta agilidad en la capacidad de respuesta que hoy nos ofrece la inteligencia artificial tiene un requerimiento inicial muy importante, sin el cual, de nada servirá tener los algoritmos más sofisticados y las computadoras más potentes. Nos referimos a los datos históricos. Gracias al análisis de la información del pasado, podremos predecir mejor el futuro. Es decir, mediante la aplicación de las matemáticas, la probabilidad, la estadística y la computación es posible evaluar en cuestión de horas o días una gran cantidad de información.
Esto facilita la visualización de los distintos escenarios hacia donde puede desarrollarse una ciudad desde una perspectiva holística que haga posible un crecimiento armonioso de las ciudades, tanto para sus ciudadanos como para el entorno natural que los rodea. El respeto del entorno es, al fin y al cabo, lo que convierte a una ciudad en verdaderamente inteligente, ya que debería ser capaz de abastecerse y satisfacer las necesidades de sus habitantes utilizando los recursos que la rodean. Es justo en ese punto donde reside el mayor reto para este tipo de desarrollos urbanos.
Sin duda, aún queda mucho por hacer para convertir cada pueblo o ciudad en entornos totalmente inteligentes, pero lo importante es continuar avanzando, y hacerlo de la manera más acertada gracias al aliado que el nuevo paradigma urbano ha encontrado en la inteligencia artificial.