Queremos que más mujeres trabajen en tecnología 

La historia demuestra que fue una mujer quien dio el pistoletazo de salida a la computación científica, así que, ¿por qué no vemos eso reflejado en el mercado?

La historia entre las mujeres y la tecnología puede ser desconocida para muchos, principalmente porque su actuación en este ámbito sigue vinculándose a una minoría. Pero al indagar en el pasado, encontramos hechos relevantes, como que Ada Lovance fue la primera persona que escribió un algoritmo para ser procesado por una máquina, en el siglo XVIII. 

Sin mencionar que, durante la Segunda Guerra mundial, cinco mujeres fueron responsables de escribir las instrucciones para el primer ordenador programable del mundo. De hecho, en 1974, en la licenciatura de ciencias informáticas de la USP, las mujeres representaban el 70 % de la clase. 

Sabemos que un número significativo de niñas manifiestan un interés en el campo de la ciencia, la tecnología, las matemáticas y la ingeniería. Sin embargo, solo el 30 % de los investigadores en el mundo son mujeres, quedando fuera de los principales frentes de trabajo que implican una revolución digital. Solo el 18 % tienen una licenciatura en ciencias informáticas y representan el 25 % de la fuerza de trabajo de la industria digital. 

Los factores culturales, como la forma en que normalmente se educa o se ha educado a las mujeres, afectan a las estadísticas. Sin embargo, sabemos que los entornos inclusivos y diversos tienen mayores posibilidades de éxito, porque incorporar la diversidad, sea en el ámbito que sea, y gestionarla de forma respetuosa y positiva, supone un valor añadido para las organizaciones.  

Este es el tipo de cultura que en Nae proponemos multiplicar. No solo por el valor añadido que aporta a la organización, sino porque mujeres y hombres debemos trabajar juntos, con las mismas oportunidades, para garantizar un futuro más justo y enriquecedor.